viernes, 23 de febrero de 2007

¡Al fin puedo entrar en una computadora! Sale carísimo, así que no puedo ponerme a contar todo lo que hicimos. Mariela está enferma, se ve que tomó frío. Primero tomó el martes, en el glaciar; y encima ayer nevó, así que también tomó frío. Pobre, está dele protestar.
Por suerte me pude escapar un rato de sus desgracias.
La otra vez comimos una ensalada que estaba riquísima. Mamá pidió la receta, pero todavía no se la dieron. Andá a saber de qué estaba hecha.
Por otro lado, papá compró todo un equipo de camping que no sé dónde lo vamos a llevar a la vuelta, y Santiago no hizo más que ser más insoportable y torme que antes. Se cayó contra el hielo del glaciar, y nos aseguró que duele.
En cuanto mí, continúo con mi búsqueda de duendes. El miércoles me pareció ver uno, era un poco más chico que un nene de año y medio, pero tenía cara de grande y corría rapidísimo. Lamentablemente, pasó muy rápido y nadie más lo pudo ver.
Ahora dicen que estoy loco.

lunes, 19 de febrero de 2007

Estoy apuradísimo porque las computadoras están todo el tiempo ocupadas. Ahora se ve que hubo un ratito, pero sale $1,50 la media hora. No lo puedo creer.
Hasta ahora no vi ningún duende. Esta mañana dejé algunas golosinas sobre mi mesa de luz, a ver qué pasa.
Está hermoso el clima, lo único un poco cambiante. Hay algo de nieve en algunos picos, me re gusta. Papá dice que mañana, si podemos, vamos al glaciar.
¡Ojalá!
Bueno, sonó el chifle de comer, así que es hora del almuerzo.
¡Nos vemos!

viernes, 16 de febrero de 2007

Ya tenemos todo preparado. Esta mañana preparamos los bolsos y demás cosas. A Tali y a Combotas los dejamos con Dora y Miguel, otra vez. Hace un rato subimos las cosas al auto, que lo guardamos en el garage.
Por otro lado, Santiago hace días que está hiperactivo, y rompió el velador del cuarto de Mariela, lo que provocó una fuerte discución que terminó con la ruptura del velador del cuarto de Santiago.
Más presupuesto para el mes que viene.
En una mochila llevo el manuela de comportamientos humanos, uno de ética y ciudadanía -por las dudas-, la caja de bombones, y los paquetes con golosinas.
Me llevo también una caja con cierre a presión para guardar mosquitos, porque -según magonzi- coleccionan el polvo de sus alas; aunque esta información no la encontré por ningún lado todavía, confío en sus palabras.
Por otro lado, le dije a papá que mejor no llevemos mapa, pero insistió en que siempre puede ser de utilidad, no me vas a convencer.
El hotel al que vamos en primer lugar tiene computadora, así que en cuanto pueda les contaré cómo van las cosas por allá.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Sí, nos vamos al sur.
Salimos este sábado a la madrugada bien temprano, y vamos a recorrer por ahí. Vamos a ir a Ushuaia, al Calafate, al glaciar, y por ahí.
Va a estar increíble.
Y, como dije, seguro nos encontramos con algún duende. Dicen que hay que dejarles golosinas, así que me voy a llevar una bolsa de chupetines y una de caramelos.
Por las dudas, además, me llevo un manual de comportamientos humanos y una caja de bomones de chocolate blanco con canela, como me dijo magonzi.
En fin, les traeré más noticias en unos días, a ver cómo nos preparamos para el viaje.
Ah, una última cosa: vamos en auto.

lunes, 12 de febrero de 2007

Quiero explicar, no con muchos detalles, el por qué de mi ausencia durante estos cuatro, casi cinco días.
Jueves 8 de Febrero: a la madrugada arrancamos para Bahía. Día de viaje, llegamos pasado el mediodía. Fuimos a comprar los pasajes, y estaba cerrado. Paseamos por el centro; bastante lindo, aunque un poco sucio. A Tali y Combotas los dejamos con Miguel y Dora
Viernes 9 de Febrero: Compramos los pasajes. Ibamos a volver, pero decidimos quedarnos un día más en el hotel porque nos hicieron descuento de nosequé. Fuimos al shopping.
Sábado 10 de Febrero: Al mediodía salimos para acá. Llegamos a eso de las siete de la tarde.
No había internet. Maldito internet.
Domingo 11 de Febrero: Nos fuimos a quejar al servidor porque hacía un día y algo que no nos andaba internet. Nos dijeron que iban a ir a verifiar los servicios en cuanto pudieran.
Lunes 12 de Febrero: Vinieron los señores del servicio y arreglaron el internet.


Mañana mismo voy a empezar a estudiar un poco sobre duendes, porque dicen que en el sur hay muchos, y yo quiero reconocerlos cuando los vea.
No les dije, ¿no?
¡Me voy al sur! ¡Esa era la sorpresa que papá y mamá nos tenían guardada!

miércoles, 7 de febrero de 2007

Disculpen el retraso, pero es que en estas últimas cuarenta y ocho horas pasaron demasiadas cosas.
Voy a intentar resumirlo lo mejor posible.
Llamó una mujer diciendo que había encontrado a Tali. Nosotors, desesperados, salimos para su casa.
No era.
Al rato, llamó un hombre, diciendo también que había encontrado a Tali. Nuevamente, desesperados, salimos corriendo para su casa (que quedaba bastante lejos).
Tampoco era.
Por último, llamó una mujer diciendo, una vez más, que había encontrado a Tali. Esta vez no estábamos tan esperanzados, pero igual fuimos a toda velocidad hasta su casa.
¡Era!
¡Cuando nos vio! ¡La alegría que tenía! Saltaba, iba de acá para allá, ladraba, gemía, y por poco no mugía. Con tanta felicidad, a mamá se le escapó el secreto que nos estaban escondiendo.
Así que, por dos días no voy a poder contarles nada, porque viajamos a Bahía Blanca a buscar los pasajes.

¡Estamos tan contentos!

lunes, 5 de febrero de 2007

Sigo deprimido, incluso más que ayer, porque tenía la esperanza de que Tali apareciera.
Pusimos carteles en veterinarias, y también por la calle.
Avisamos a la gente del barrio.
Esperemos que aparezca pronto.

Mientras tanto, mamá se encargó de quitarnos un poco esa duda que teníamos sobre el misterio con el que se mostraban ante nosotros, y nos anticipó algo:
Es algo que papá y yo sabemos que les va a encantar, nos dijo. Nos lo pidieron hace un tiempo, y ahora se lo cumplimos.
Tantas cosas les hemos pedido... ¡váyase a saber con qué nos vendrán esta vez!

domingo, 4 de febrero de 2007

Estoy muy deprimido, así que apenas voy a contar lo que pasó. Fue algo espantoso y muy pero muy triste.
Por si les interesa, la misteriosa actitud de mis padres sigue igual.
Pero lo triste, es lo más triste.
Tali, la perra, se nos escapó y la perdimos.

sábado, 3 de febrero de 2007

Las cosas están empezando a tomar un curso más misterioso.
Mamá y papá nos tratan un poco diferente, como si tuvieran una noticia para darnos y no se animaran. Entran y salen de casa contínuamente, nos esquivan y, lo más importante, cuando sacamos el tema de los secretos empiezan a hablar de lo hermoso que está el día.
A Mariela se le ocurrió que mamá podría estar embarazada, pero descartamos la idea, al menos momentáneamente.
Santiago dice que alguien se va a operar, o se va a ir a vivir a otro lado.
Y yo... yo sotengo que ocultan algo mucho más profundo, pero muchísimo. Me da la sensación de que si nos contaran, estarían arriesgándose.
Por momentos, me da miedo.
Sin embargo, otras veces me hace sentir que en nuestra familia va a suceder algo muy importante.
¿Qué será?

viernes, 2 de febrero de 2007

Los peces de Santiago el torpe llegaron a casa hace dos años. Al principio eran dos: Tucu y Poroncho. A los dos meses eran siete, y así se fueron multiplicando. Poroncho se murió al año, y Tucu vivió un tiempito más. La verdad, es que a ellos dos sí que los extraño, porque fueron los primeros y los quería un poco. Pero estos últimos, que se reproducen y reproducen, son odiosos.
Nene, nene, dice mi abuela Margarita, esos pescados son peores que conejitos...
Peces, abuela, peces
, contesta Santi, con su vocesita socarrona, y se choca alguna silla, mesa, maseta o hasta pared, en ese segundo de despiste.

Quedaron doce nomás porque los otros se fueron muriendo, pero en total habrá habido en casa unos veinticinco. ¡Veiticinco peces nadando y nadando todo el santo día, con esos ojos abiertos continuamente, la boca en u, las branqueas que se abren y se cierran, los movimientos sensuales de las hembras, los toscos y ágiles de los machos!
El problema con los peces fue Combotas. A cada rato se quería morfar alguno. Metía la patita y buscaba, y de vez en cuando alcanzaba a alguno con sus garras. Me acuerdo que encontramos los huesitos de uno; Jaime, según Santiago.
No sé cómo hace para tener un nombre para cada uno.
Ahora, igual, a la pecera le pusimos piedritas, tapa, filtro, decoraciones para peces, y mamá está pensando en comprar una más grande, pero papá se niega.
No vaya a ser cosa de que nuestra casa se convierta en criadero, dice.

jueves, 1 de febrero de 2007

Con todo el chiquilicombo de la inundación, del guiso, de la estación, de la gotera, de los alfajores y del bazar, me olvidé de presentarme.
Ya me parecía, me sonaba raro hablar de mí y mi familia tan panchamente; nunca había hablado tan panchamente.
Al grano; soy Agustín Bichiomi, tengo 17 años, vivo con mi familia entera, compuesta por una, dos, tres, cuatro, cinco personas contandome a mí.
Está mi mamá, Ema. Mi papá, Horacio. Mi hermana mayor, la quisquillosa, Mariela. Mi hermano menor, el torpe, Santiago. Y yo, el que les cuenta, Agustín.
Otros que viven conmigo son mi perra, Tali -un nombre horrendo que eligió Mariela-. Mi gato, Combotas -de común acuerdo- y los doce peces de Santiago -Monchi, Tuca, Pocho, Clarisa, Vivi, Jorge, Minimú, y otros cinco que no recuerdo-.
También están los otros familiares, con los que pasamos más tiempo. No son muchos, pero ya dice mi tío Miguel, que somos pocos y nos conocemos mucho.
Están: Miguel, el hermano de mamá, que usa frases todo el tiempo.
Dora, la esposa de Miguel, que es mas silenciosa que prisión de mudos, según el tío.
El abuelo Coco -Gustavo se llama-, que vive por la estación.
La abuela Margarita, esposa de Coco.
Son los padres de papá.
Dora está embarazada, así que pronto va a nacer un primo. O prima.
La mayor parte de la familia de mamá vive en Villa Longa, por eso no los vemos mucho.
Papá es hijo único.

Creo que con esa pequeña descripción es suficiente, de a poquito los voy a presentar mejor.