Bueno, sé que hace tiempo que no posteo nada, y la xilografía quedó ahí, JAJA.
Pero hoy (ayer) pasó algo feo, y tengo ganas de mostrar algo que escribí (sí, esta vez un escrito) para lengua. Es un tanto exagerado, en eso consistía el trabajo, aunque más bien metafórico. Pero lo importante es que muestra dos ideas que me propongo: que la ciudad sea un espacio compartido entre humanos y Naturaleza, y que el petróleo deje de utilizarse, como la mismísima Naturaleza lo plantea, enviándolo al manto terrestre para que descienda, descienda paulatinamente hasta consumirse en el núcleo.
Porque hoy (ayer), se derramaron más de 8.000 tonealadas de petróleo crudo cerca de Corea, y en 48 horas va a llegar a la costa, donde está una de las Faunas Marinas (algo así como un arrecife) más importantes.
Y el escrito dice así:
Manifiesto a la calle
Cerrá los ojos. Abrí los oídos. ¿Qué escuchás? El glorioso sonido de un auto al andar. Salí a la calle. Cruzá la calle. ¿Qué te lo impide? El glorioso paso de un auto al andar.
Verde. Demora. Bocina.
Rojo. Velocidad. Chirrido.
Muerte.
Abrí los ojos. No esperes el cambio, hay que buscarlo. Unite a alguien, seamos millones. Pero cuidado: no vayamos por la calle, pueden pisarnos.
Amarillo. Confusión. Bocina. Chirrido. Estruendo.
Más muerte.
Empecemos por lo mínimo. Parar el tránsito es sencillo. Colmemos la venta de ruedas. Pinchemos llantas, compremos llantas. Sin llanta no hay auto que valga.
Silencio. No bocina. No chirrido. No estruendo.
Destruyamos fábricas, cancelemos planes. Vaciar las calles es esencial. Y luego tomemos los picos, los taladros o usemos los puños. Que vuele polvo de asfalto por todas las ciudades. Que inunde el cielo la nube de asfalto. Que el universo entero se entere del cambio.
Y a los residuos enviémoslos a su casa. Llenemos los pozos de petróleo con sus descendientes. Lancemos asfalto, lancemos nafta y aceite. Y agreguemos gasolina. Que se apague el fuego encendido en Irak.
(Venezuela empobrecida. YPF muerta. Estados Unidos pierde poder. Estados Unidos pierde control).
Una a una despeguemos todas las baldozas. Apilémoslas junto a la Torre Éiffel. Hagamos cientos de torres con las baldozas. No las dejemos caer.
O sí. Peguemos base con base y acostemos las torres a lo largo de Rusia. Y hagamos polvo de baldoza. Y consigámosle amigo al polvo de asfalto.
Con los residuos de baldoza llenemos las minas abandonadas. El tiempo se encargará de regenerar la montaña. Porque el tiempo es sabio como el hombre. Y es lento como el hombre. Pero el hombre aceleró su vida con máquinas a ruedas y pisos ficticios.
¡Recuperemos nuestra lentitud!
Pisemos la tierra. Pisemos el barro. Lancemos semillas sobre el nuevo y fértil suelo. Hay espacio suficiente entre ex-vereda y ex-vereda.
Que perduren las casas ficticias si es necesario. Que convivan con suelo real. Que la ciudad se pueble de ecosistema. Que la ciudad deje de ser humana.
¡Compartamos el espacio!